

El coronavirus ha supuesto una prueba de de dimensiones inesperadas para la tecnología existente. Las restricciones adoptadas han obligado a miles de millones de personas a desarrollar nuevas formas de aprender, trabajar y gastar.
La pandemia mundial del coronavirus (COVID-19) ha forzado a gobiernos y empresas de todo el mundo a implementar rápidamente drásticas medidas de contención. China que fue la primera nación afectada por la epidemia, debido a las estrictas políticas de contención aplicadas, ha anunciado que las tasas de transmisión habían prácticamente desaparecido y Wuhan abandonaba el confinamiento.
Y aunque el costo humano es innegable, los expertos sugieren que la estrecha cooperación entre el sector privado y el gobierno chino ha impulsado la industria tecnológica local en China.
Los primeros análisis realizados destacan el auge de la demanda de soluciones relacionadas con reuniones virtuales, educación on line, atención médica digital, ciberseguridad y telecomunicaciones, que han ayudado a los ciudadanos chinos afectados por las políticas de contención.
Con nuevas soluciones probadas en una escala nunca antes vista, los expertos predicen que las tendencias de uso seguirán siendo altas en todo el mundo después de la pandemia. Es así como una pandemia mundial está obligando a la sociedad a “probar” nuevas tecnologías a escala planetaria, en tres ámbitos diferentes:
Escuelas cerradas: impulsar la inversión en tecnología de aprendizaje electrónico. Según la UNESCO, la interrupción ha impactado directamente a alrededor de 1370 millones de estudiantes, una cifra “sin precedentes”. En lugar de clases, el e-learning se ha convertido en el canal imprescindible de la educación.
En este contexto los profesores de las diferentes instituciones educativas han formado grupos para intercambiar las mejores prácticas, herramientas disponibles, consultar con el personal técnico y dominar diferentes tipos de plataformas de enseñanza On Line.
Los profesores están probando nuevas formas de usar los recursos on line y compartiendo las mejores prácticas. Este tipo de investigación indudablemente conducirá a la optimización de las plataformas de aprendizaje electrónico, y tal vez eventualmente, a convertirse en el principal modo de enseñanza, especialmente para aquellos fuera de las áreas urbanas, los estudiantes a tiempo parcial o aquellos que desean estudiar en una institución. fuera de su ubicación geográfica.
Las universidades y otras instituciones de educación superior de todo el mundo tratan de transformarse y ofrecer recursos de aprendizaje electrónico. Si no se adaptan corren el riesgo de perder ventaja competitiva. De esta crisis saldrá un panorama con muchas más oportunidades para los alumnos.
Oficinas cerradas: prueba remota de colisión trabajando en una escala invisible
Con los espacios de trabajo compartidos convertidos en uno de los mayores riesgos de propagación de la infección, el trabajo remoto ha sido adoptado rápidamente en todo el mundo. Empresas como Google y Facebook se encontraron mejor preparadas para ampliar los protocolos remotos, ya que trabajar en remoto forma parte ya de sus culturas de trabajo en equipo.
Sin embargo, el trabajo remoto a escala ha puesto a prueba a las empresas que dependen en gran medida de los protocolos de seguridad de red locales. Si bien la comunicación diaria podría ser lo suficientemente fácil como para trasladarse al entorno doméstico, las empresas se han dado cuenta de que mantener los protocolos de seguridad, a gran escala, en remoto, plantea enormes desafíos.
Más de 400 millones de empresas y consumidores en todo el mundo usan VPN: conexiones web seguras que protegen la información enviada entre empleados y empresas, además de cifrar datos y escanear para detectar amenazas de piratería. Pero la realidad es que la mayoría de las VPN no están diseñadas para uso simultáneo a gran escala. Según CNBC, esto ha llevado a casos generalizados de sobrecargas y fallos del sistema.
Mirando a largo plazo, los efectos económicos de la crisis actual afectarán incluso a las compañías más grandes. Las empresas necesitarán encontrar formas de apretarse el cinturón, y las políticas de trabajo remoto podrían reducir los costos, sin la necesidad de despidos.
No en vano, según una investigación realizada en 2015 por el profesor de Stanford, Nicholas Bloom, descubrió que los empleados que trabajaban desde casa no solo eran más productivos que los de una oficina, sino que también pedían menos bajas médicas, hacían descansos más cortos y necesitaban de menos tiempo libre. Las empresas con trabajadores en remoto ahorraron además 2,000 dólares por empleado en costos de espacio de oficina.
Papel moneda eliminado de la circulación: aceleración de la adopción de pagos sin efectivo
Fruto de la pandemia de COVID-9, la Organización Mundial de la Salud (OMS) está recomendando que se evite el uso del papel moneda y que utilicen los pagos sin efectivo para ayudar a contener la propagación de la infección.
En China, el banco central ha retirado efectivo en las zonas más afectadas. El dinero utilizado en hospitales, mercados y transporte público ha sido destruido, mientras que otras áreas han puesto en cuarentena el dinero en bancos locales y están utilizando altas temperaturas y luces ultravioletas para la desinfección de los billetes. En total, se sacaron de circulación hasta 1.000 millones de euros en la provincia de Guangdong en solo 10 días.
En Europa, las principales atracciones turísticas como el Museo del Louvre en París solo aceptan pagos con tarjeta, y seguramente más empresas seguirán está norma.
Normalmente, en medio de un desastre como un huracán, se aconseja a las personas que retiren dinero de los cajeros automáticos como seguro en caso de que los sistemas digitales fallen. El coronavirus parece haber puesto dado la vuelta a la tortilla.
Pero la realidad es que la sociedad ha estado dando pequeños pasos hacia la plena adopción de los pagos digitales durante años. Si bien hasta ahora los compradores utilizaron efectivo en papel en el 46 por ciento de las compras por debajo de 20 euros en 2015, esto disminuyó a solo el 37 por ciento de los artículos con precios similares en 2019, según los últimos estudios.
Además fomentar los pagos sin efectivo por el coronavirus, puede tener también beneficios a largo plazo para los propietarios de negocios. Por ejemplo, aumentar la productividad operativa, reducir los tiempos de espera para los clientes y proporcionar un entorno de trabajo más seguro para los empleados.
Además los pagos sin efectivo dejan menos espacio para el error humano. En el sector minorista, los errores de cálculo y el robo en tiendas representan el 1.33 por ciento de todas las ventas. No tener que manejar efectivo no solo mejora los márgenes de las empresas, sino que también reduce el riesgo de robos.
Desde la perspectiva gubernamental, son muchas ventajas de las transacciones sin efectivo. Queda menos espacio para la evasión fiscal, el lavado, el robo y demás actividades ilegales. También elimina el costo de imprimir dinero. Un sistema sin efectivo elimina los costes de impresión y distribución, al tiempo que hace que las transacciones sean significativamente más seguras y más transparentes.
En última instancia, también obligará a las autoridades a encontrar formas de inclusión de las personas al margen del sistema bancario.Educar a las personas al margen de la sociedad sobre cómo adoptar la nueva tecnología.
Si bien COVID-9 puede haber acelerado este proceso, un informe independiente en el Reino Unido ya predijo el año pasado que el uso de efectivo cesaría por completo para 2026.
Un paso atrás, dos pasos adelante
Los efectos a largo plazo de COVID-9 en la sociedad no los conocemos todavía. El virus continúa avanzando por todo el mundo. Sin embargo, lo que está claro es que no estar preparado para una crisis de esta escala ha obligado a las instituciones públicas y privadas a adoptarse rápidamente, utilizando todas las herramientas disponibles.
A medida que las restricciones han obligado a miles de millones de personas a desarrollar nuevas formas de aprender, trabajar y gastar, el coronavirus nos ha conducido repentinamente a una “prueba de choque” de la tecnología existente. Si bien el aprendizaje electrónico, la teleconferencia, las VPN y los pagos digitales estaban disponibles antes de la pandemia, la sociedad necesitaba una circunstancia extrema para dar el salto evolutivo, para que estas herramientas se conviertan en obligatorias para sobrevivir..
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